lunes, 11 de mayo de 2009

Los Libros

Había comenzado esta nueva entrega con algunas líneas sobre los libros de autoayuda, pero ante lo delicado del tema para algunas personas, preferí no entrar en ese terreno y encontrar arenas movedizas que, reconozco, serían capaceas de tragarme por completo y desaparecer sin dejar pistas. Prefiero buscar temas menos "peligrosos" y más "placenteros".

Sin embargo, he de reconocer que el tema de los libros es apasionante. Hoy se puede encontrar cualquier tipo de literatura, tanto nueva como de segunda, en muchos sitios de ésta nuestra capital del cielo. Centros comerciales, Malls, puentes, calles, son sitios muy apetecidos por aquellos que hacen de la venta de los libros un modo de vida, y por qué no, de cultura.

Molestia da, que por la situación nacional, halada por la galopante y desenfrenada crisis mundial, esos sitios son cada vez menos populares. La carestía del producto, las dificultades de importación, trabas tributarias y cualquier cosa que a ustedes le parezca posible, hacen de freno para el negociante y para los más importantes de todos, nosotros los lectores.

En su oportunidad, el gobierno no pechó (impuestos) a los libros y revistas importadas y las trabas para las editoriales eran más bien cuestiones de rutina, así pues se veían revistas europeas de excelente manufactura a precios irrisorios -si las comparamos con las editadas en el país- y ni que decir de los libros propiamente dichos, parecía que los sembraban y de cada rama brotaban más libros, ¡y de autores variados...!

Esa etapa de amplitud literaria le permitió a mucha gente -incluyéndome- apreciar en todo su esplendor el maravilloso mundo del libro, el sabor de la cultura, el color de las imágenes, la profundidad de las palabras, la ternura y amor de la poesía, la frialdad tensa del suspenso, solo para nombrar algunas características que el lector disfruta, ¡Ah, que delicia el solo pensar en un libro nuevo, ojear las primeras páginas, desnudar los capítulos hasta hacerlos parte de uno mismo! Eso, realmente no tiene precio.

Como lo bueno siempre se termina, -y, aunque no lo crean, lo malo también- la bonanza literaria (que no se entienda por falta de producción literaria) está llegando al fin. Tal vez parezca que las librerías estén llenas de ellos, mas, observen bien el tamaño de los locales, parecen atestados ¿no?. Poco a poco se han ido reduciendo (en menos espacio los misma cantidad de libros, parecen muchos más), además del incremento abusivo en los precios y la poca oferta que se consigue.

Por otro lado, la tecnología -aunque parezca una contradicción- trabaja en contra de la palabra escrita. Hoy por hoy son miles los libros que se consiguen en versiones electrónicas y hasta audiolibros. Desde mi anticuado punto de vista, a pesar de ser defensor y propulsor de la tecnología y el cuidado del ambiente, creo que estamos en el umbral de una era sin libros, donde el uso de las computadoras y los reproductores portátiles serán los reyes y los libros pasarán a ser objetos de colección, de museo, buscados y atesorados por gente como yo, consientes de la importancia que estos tuvieron en el desarrollo de la humanidad.

"Al mal tiempo, buena cara" Cuidemos y disfrutemos nuestros libros, quién sabe, tal vez en el futuro seamos los nuevos ricos con esas obras de arte llamadas "Libros"

"Ave Futuro, Morituri ti salutan"

Félix