jueves, 30 de agosto de 2018

La Educación, el cambio y Yo

Vaya, vaya...

Quién lo hubiese dicho...

Los cambios, la predisposición y la resistencia a ellos, los paradigmas, los cambios paradigmáticos, romper los paradigmas...

Hace un par de años -tal vez un poquito más, pero no mucho- para mi habría sido imposible afirmar la potencia que tiene la palabra "cambio". Hoy declaro que me había engañado con respecto a los cambios, era resistente a ellos por naturaleza -la mía, no se asusten- era fácil negarme ¡y hasta me justificaba! no me hacían falta, vivía bien, diciendo y no haciendo.

¿Cómo llega el cambio a mi vida? Fue una decisión personal; tras una férrea y contundente insistencia de Ligia, retomé mis estudios y, por arte de magia -si, no fue nada paulatino- llegó, fue una especie de visión, de un despertar, abrí mis lagañosos ojos y lo vi, el futuro estaba más cerca de lo que yo creía. El tiempo pasó y ni siquiera lo vi pasar. Fue ciertamente traumático. Sin embargo fue para bien, el cambio se hizo presente y, valga la redundancia, cambió mi vida. La TV pasó a otro plano (Eso si ha sido un esfuerzo para mi, mi apreciada TV), las horas de trasnocho viendo TV se mantuvieron, solo cambio el sujeto, TV por libros e investigación. Tal como se producen los cambios, traen otros cambios.

¿Por qué digo esto último? Porque el estudio me fue llevando paulativamente a un camino paralelo a la educación, mas no de aquella en la que recibo, sino en una en la que imparto, la vía del docente.

Un momento, no se apresuren en sacar conclusiones, aún no estoy impartiendo clases en ningún sitio, por lo menos no formalmente, ni "matando tigres", pero si he practicado -tengo mis conejillos de laboratorio-. La cosa es, y creo mucho en ella, que el entrenamiento es tan importante como las condiciones innatas en el individuo. Hace poco comenté en el blog de una amiga, y me cito: "El verdadero educador nace, sin embargo, sin formación nunca crece y escasamente logrará arañar la superficie de ese terreno fértil que es la mente humana", ah!, ¿Qué tal? Por lo tanto decidí entrenarme para dejar de ser un conuquero educativo intelectual y convertirme en, a riesgo de ser considerado latifundista de la inteligencia, un hacendado de la educación moderna.

El paso por la profesionalización en todo ámbito es la mejor manera de establecer lo bueno que se es en ese algo. Por poco que se aprenda en esos estudios, es mucho más que si no se aprendiera nada.

No se si el futuro me depara una actividad educativa a tiempo completo, si es así, excelente; si solo comparto mi tiempo con la educación, también será una experiencia agradable y reconfortante. El futuro siempre llega y cuando lo haga, quiero estar preparado para tocarlo.

Félix